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Inercia vs. ligereza
La presión sobre el medioambiente será insostenible si no se llevan profundos
cambios en nuestra forma de vida y en los sistemas de producción. La limitación de
los recursos disponibles y el impacto de la huella ecológica debería conducir hacia la
ligereza de las construcciones.
La forma es más barata que la materia. El aligeramiento de los elementos
constructivos no sólo se limita a los pliegues, sino que se han desarrollado otro
tipo de mecanismos como extrusiones, inyecciones e hibridaciones que permiten
mantener las cualidades mecánicas con una pérdida sustancial de peso. Los
polímeros celulares, metales extruídos en nido de abeja, las espumas metálicas y los
composites son diferentes modelos de materiales que aumentan la resistencia por
una optimización de su forma.
Sin embargo, la reducción de la masa de una construcción condiciona de manera
importante su habitabilidad. La ausencia de inercia térmica estratégicamente dis-
tribuida limita el comportamiento pasivo de una construcción en el mantenimiento
de los niveles de confort. La masa tiene un gran potencial a través de su inercia
térmica. El estudio de radiación, conducción y convección para la transferencia de
la radiación solar diurna a la materia del edificio para que ésta pueda desprender
la energía acumulada durante la noche, o simplemente amortiguar los cambios de
temperatura exteriores hacen deseable que una construcción albergue masa.
La masa tiene además propiedades importantes de aislamiento acústico que
difícilmente se pueden resolver en su ausencia, por lo que lo argumentos a favor de
la masa oportunamente dispuesta se acumulan.
Los elementos configurables por los usuarios están sometidos a una manipulación
más frecuente que los dependientes de decisiones colectivas, por lo que parece
oportuno que la masa se acumule en los elementos comunes, y se apueste por la
ligereza en todos aquellos elementos que tienen un carácter móvil o una
implantación temporal.
Macro vs. micro
La tipología estructural óptima sería aquella que interfiera en menor medida con el
funcionamiento interior y permita mayores posibilidades para los usos previstos e
incluso otros no contemplados inicialmente que pudieran requerirse posteriormente.
Si sólo tuviéramos en cuenta esta premisa funcional, la máxima luz libre sería sin
duda la que con mayor facilidad cumpliría esta cuestión, sin embargo, una vez más
debemos introducir el factor económico, que nos llevaría a establecer que una luz
menor abarataría la ejecución de la estructura. Este mínimo, sin embargo, no tiende
a cero ya que, además del coste de las vigas hay que computar los soportes vertcales,
y este valor estaría directamente ligado al sistema constructivo por lo que no sería
posible establecer una medida general muy precisa. Los grandes depósitos de agua
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