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puede compensarse por una mejor adaptabilidad a los usuarios y a sus cambios de
necesidades a lo largo del tiempo.
Esta reflexión en torno a la vivienda y la edificación abierta (Open Building) ha
ocupado el foco de la investigación del CoLaboratorio durante varios años desde
2013 y en las siguientes observaciones se recogen parte de los aspectos que
considero relevantes y de comprometida contemporaneidad:
Flexible vs. mínimo
La máxima capacidad de flexibilidad de un espacio se obtiene a través de una
mayor dimensión, sin embargo, las circunstancias socioeconómicas de la ciudad
contemporánea tienden hacia el aprovechamiento máximo del espacio, y por lo
tanto la flexibilidad se debe alcanzar mediante otros procedimientos, que pueden
establecerse en dos planos diferentes: el funcional y el técnico, que generalmente se
pueden mostrar de forma combinada.
La ambigüedad en la definición funcional de los espacios deriva en una polivalencia
genérica que multiplica el rendimiento espacial frente a configuraciones más
determinadas y específicas.
La movilidad de los elementos de partición interiores y de fachada exteriores puede
aumentar las relaciones espaciales y los usos en los distintos momentos del día o
estaciones del año.
Los espacios reducidos ofrecen al empaquetamiento ortogonal propiedades
geométricas de eficiencia y una mayor sistematización de los elementos
constructivos limitando los espacios residuales.
La flexibilidad se aumenta cuando se consigue poner a disposición del usuario
mayor número de elementos que participan en la configuración de su espacio, y
sobre todo una mayor cantidad de posibilidades de cambio. Esto se consigue siempre
y cuando estos elementos no afecten de forma directa sobre el resto de vecinos
y para ello es especialmente conveniente establecer la diferencia entre aquellos
elementos infraestructurales necesarios en la construcción de la vivienda que son
comunes a una colectividad de usuarios, y aquellos elementos que sin embargo solo
pertenecen a una unidad residencial. Así mismo podríamos hacer una nueva escala
de diferenciación entre los elementos que afectan a todos los habitantes de una
vivienda, y aquellos que afectan a un único individuo o espacio personal.
Los elementos de dominio de decisión colectiva son los que J. Habraken
denominaba soporte, y los que pueden ser intervenidos de forma independiente
son los que se denominaron unidades separables. Estos grupos de decisión pueden
configurarse a mayor escala, considerando una comunidad de vecinos como una
unidad de decisión dentro de un colectivo mayor y transferir las experiencias de
estos procesos al diseño y negociación de la ciudad.
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