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Margen vs. límite
La variación de los elementos constructivos por parte del usuario, sin afectar al resto
de vecinos, podría ofrecer distintas configuraciones a corto, medio o largo plazo.
La variabilidad de las unidades de vivienda desde el punto de vista jurídico establece
ciertas trabas, pero desde el punto de vista técnico o funcional, podría multiplicar las
posibilidades de la flexibilidad residencial.
Tradicionalmente los límites se establecen entre las propiedades de diferentes
propietarios y las zonas comunes permanecen invariables como espacios de
circulación o espacios autónomos de usos específicos. Un entendimiento más
flexible de estos límites podría resolver la dificultad de la variación de dimensión de
las viviendas a lo largo del tiempo. El caso de que una estancia que forma parte de
una vivienda, pase a formar parte de la vivienda adyacente es poco frecuente, pero
factible en muchas viviendas convencionales, sin embargo, la coincidencia temporal
de esta necesidad de cambio entre dos vecinos contiguos es extremadamente inusual.
La diferencia estadística en la probabilidad para realizar esta negociación espacial
se produciría si los espacios comunes se distribuyeran sistemáticamente de manera
que pudieran ser apropiados o cedidos no solo entre particulares sino sobre todo
con el conjunto de la comunidad. La organización espacial sistemática podría
facilitar una comunidad en la que el espacio colectivo pudiera fluctuar de volumen
y ubicación a lo largo de la vida útil de un edificio, para que sus habitantes pudieran
disfrutar temporalmente de espacios colectivos de forma privativa. Los límites
entre habitantes no deberían entenderse entonces como muros, sino como márgenes
intermedios.
Genérico vs. específico
Las instalaciones en la vivienda han experimentado una evolución exponencial
a lo largo del s.XX consistente en un desarrollo de los sistemas básicos y en una
acumulación de nuevas capas como agua corriente y saneamiento, iluminación
artificial, ventilación natural y mecánica, calefacción, aire acondicionado, suministro
de gas, red de teléfono y datos, etc…que dan servicio y especializan cada una de
las estancias. Estas dotaciones se han complejizado recientemente con otras redes
digitales e inalámbricas de información, detección y control remoto de los diferentes
elementos de la vivienda, y su interconexión con internet (IoT).
Cada una de estas capas tiene un grado de especialización del espacio y un radio
de alcance, y es clave en la definición de una vivienda flexible una matriz de nodos
que distribuya estos servicios por la mayor superficie posible de la vivienda para
convertirla en un campo genérico que sea susceptible de especializarse a voluntad
del usuario.
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