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profesionales. Richard y Daniel Susskind auguran en “The future of the professions”
            que, debido al aumento de la descomposición del trabajo profesional, el impacto de
            unas máquinas cada vez más potentes y los cada vez más cortos periodos de cambio,
            las profesiones tal y como los conocemos perderán el sentido y serán sustituidos por
            una formación basada en tareas (Susskind & Susskind, 2015).
            Debido a esta disolución cualquier usuario esta potencialmente cualificado para
            decidir íntegramente sobre su espacio individual de libertad sin la necesaria
            supervisión de un agente experto.

            No obstante, la llegada de la red global no solo supone disolución de las fronteras
            entre los profesionales y los no profesionales, sino que también implica un cambio

            de los sistemas organizativos basados en el profesionalismo[4] (Leadbeater &
            Miller, 2004).


            La colaboración masiva de los usuarios

            La emancipación de los usuarios no profesionales no solo supone un avance a nivel
            individual, sino también a nivel colectivo. El hecho de que se hayan democratizado
            las herramientas, los conocimientos y los medios de comunicación que permiten a
            los usuarios operar a nivel individual, afecta también a los procesos de producción
            colectivos. Tal y como se exponía en el inicio del texto abrir las puertas a participar
            y a compartir al gran público puede dar resultados increíbles. Es por ello que
            entidades, tanto públicas como privadas, cada vez apuestan más por la apertura de
            sus procesos (o parte de ello) (Tapscott & Williams, 2006).

            Posiblemente uno de los ejemplos más conocidos sea el sistema operativo Linux
            y sus muchas variantes, no obstante, no sería hasta la llegada de la web 2.0 o
            web social, que este tipo de dinámicas comenzaron a alcanzar otras escalas. Los
            blogs, por ejemplo, han supuesto la creación de otras formas de hacer periodismo
            o literatura. Plataformas a los que subir contenidos audiovisuales ha supuesto
            otra manera de hacer “cine y televisión”. Todos estos ejemplos tienen la cualidad
            de necesitar un espacio de libertad donde producir y un canal a través del cual
            compartir. A veces el canal y el espacio de producción pueden estar integrados como
            en el caso de un bloguero donde su espacio de libertad para la producción puede
            tratarse de una hoja en blanco en un procesador de texto. En otros casos el canal y el
            espacio de libertad estarán separados, como, por ejemplo, en el caso de un productor
            de contenido audiovisual dicho espacio podrá ser un dormitorio convertido en
            estudio de grabación, una casa en ruinas o cualquier lugar que pueda ser captado por
            su cámara.
            Esto genera en muchas ocasiones un exceso de información que puede llegar a
            ser inabarcable o muchas veces inútil. Sin embargo, un exceso de información
            adecuadamente gestionado puede producir increíbles resultados. Véase por ejemplo

            la Wikipedia[5], la enciclopedia online, libre y abierta que está siendo ampliada
            a cada momento gracias a la colaboración de miles de individuos o el caso de



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