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los arquitectos actuales -a menudo centrados en una justificación razonada de
sus decisiones- pero implican una importancia dada al "otro", al habitante de los
espacios que diseñamos. Se da aquí un importante cambio posición del arquitecto,
quien abandona la clásica posición central –típica del ‘arquitecto estrella’,
para encontrar su lugar en la periferia, desde donde puede concentrarse en las
necesidades y el ambiente de los usuarios. ¿Cómo definiría usted el papel del
arquitecto?
AL: Todas estas palabras hablan del placer de habitar, cosas que para nosotros
son importantes en la arquitectura. No hablan de la forma, sino del espacio y sus
cualidades. Es nuestra manera de pensar los proyectos: desde el interior y el placer
de estar en algún sitio.
Se trata de intentar dar algo al habitante y el uso que pueda darse a los espacios.
Y, necesariamente, una parte de creación personal, de posición a veces política, de
propio placer del arquitecto... Cuando metemos flores en un edificio no responde a
una ley, sino una respuesta poética, además de la arquitectónica o técnica. Aunque,
evidentemente, tentemos la obligación de entregar un lugar abierto y generoso y no
una producción egoísta.… y además, está el conocimiento técnico. La crisis de la
vivienda te toca como persona, luego como arquitecto más. No puedes olvidar lo que
sientes como persona, tus motivaciones, y trabajar en ese sentido.
Sostenibilidad
DGS: La sostenibilidad se ha convertido cada vez más en un epíteto y en un término
corriente en Arquitectura, y sin embargo es difícil encontrarlo en el discurso de
L&V, aunque uno podría enumerar algunas características de su trabajo que serían
muy "rentables" para muchos a este respeto, por ejemplo: sistemas de construcción
industrializados, calefacción y refrigeración pasiva, o la economía de medios.
AL: Es cierto que hay bastante cinismo y, al mismo tiempo, hace parte de lo esencial
en arquitectura. Muchas veces se traduce en reglamentaciones que conducen a
cosas muy sofisticadas, muy tecnológicas. Por ejemplo, los sistemas pasivos son
prácticamente imposibles de emplear, ya que las reglamentaciones ignoran el clima.
JGG: Su trabajo ha dado una perspectiva optimista a la cuestión de la
sostenibilidad, abordando tanto su componente material como su comportamiento
climático. ¿Cuál es su posición crítica sobre este tema, y cómo ve el papel de la
tecnología y su integración en la arquitectura?
AL: A nosotros nos interesa más una definición donde se utilice el sentido común
y evitar tecnologías sofisticadas, ya que olvidan la responsabilidad del usuario y lo
sustituyen por automatismos. Nos gusta trabajar implicando al habitante en la buena
gestión de la energía.
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