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de vivienda (Soporte-Infill). Habraken describía el diseño del soporte como una
competencia fundamental del arquitecto, quien mediante una mínima cantidad
de decisiones que afectaban al colectivo, debía permitir la máxima de libertad y
capacidad de decisión de cada habitante individual. Por eso Habraken insistía en
que el soporte no era una estructura neutra tipo Dom-ino, en la que todo podía pasar,
sino que se trataba de un sistema de organización espacial ‘cargado’ de información
e intención, y que portaba consigo la capacidad de acomodar múltiples y diversas
soluciones latentes, que garantizasen el buen funcionamiento del conjunto, el respeto
al bien común y que proporcionasen a los habitantes unas buenas condiciones de
habitabilidad. En el caso del soporte de las Ökohaus, los arquitectos incluyeron
también algunas medidas que jugaban favor de la sostenibilidad y la ecología,
relacionadas con la utilización de recursos y el respeto por la vegetación existente.
El soporte proyectado por F. Otto y H. Kendell, incluía la construcción de la
estructura, los accesos y las acometidas de servicios. Las características y la especial
disposición de cada uno de estos subsistemas iban a proporcionar una serie de
‘reglas’ que condicionarían las soluciones dadas por cada habitante asesorado por su
arquitecto en la siguiente fase. Así, la superestructura portante estaba formada por
dos niveles de plataformas escalonadas y con perímetros no coincidentes. Unas losas
de 15cm formaban los forjados que se separaban dejando 5.5m libres entre ellos, y
que se soportaban con una serie de 4 pórticos de hormigón armado, colocados cada
7.5m, con dos pilares apantallados de 100x50cm, con vigas de 10m de luz y 40cm
de canto y con voladizos de hasta 2.5m en todo el perímetro. Una vez adjudicado
el solar, se propusieron tres unidades de soporte similares en la parcela, tratando
de conservar los árboles y la vegetación que había surgido espontáneamente en el
sitio, provocando cambios de orientación y pequeñas alteraciones y giros en sus
perímetros [h]. Los accesos a las casas se producían por la fachada norte, mediante
una escalera adosada a la estructura, que se cerraba para conservar la privacidad
hacia las viviendas, abriéndose al jardín común, y cuyos rellanos paraban en cada
plataforma. Los pasos para bajantes de instalaciones, fueron previstos en los forjados
junto a los pilares del lado norte, condicionando la posición de los cuartos húmedos
y de servicio, que gravitarían en torno a aquéllos y también los pasos para las
chimeneas junto a los pilares sur, sugiriendo en cambio, que las estancias comunes
disfrutaran de las fachadas más soleadas. Aunque las fachadas no formaban parte del
nivel de control del Soporte, sino de la fase siguiente o Infill, el diseño del soporte
ya sugería la intención de liberar al máximo las fachadas soleadas para obtener
el máximo aprovechamiento energético mediante el uso de abundante superficie
acristalada.
Cada soporte contaba con tres niveles de ‘parcela’, incluyendo el del terreno, y
acomodaba un total de 8 ó 9 viviendas de doble altura [8]. El reparto de superficies
se hizo de manera equitativa de acuerdo a las necesidades de cada habitante,
evitando que la posición de las medianeras entre viviendas, coincidiera con la
modulación de la estructura. Una vez decididos sus límites, cada habitante era
responsable y libre de proyectar su vivienda, aunque debía contar con la aprobación
de los vecinos con los que compartía pared o forjado, para lo que fueron necesarias
reuniones quincenales, durante las cuales los vecinos presentaban maquetas y
dibujos realizados con la asesoría de hasta 8 arquitectos independientes, algunos de
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