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[c] Next 21 (1993). (Imagen cortesia de   [d] Okohaus (1987). (Imagen cortesia de Beate Lendt)
             Stephen Kendall)
            Sin cuestionar los principios esenciales de la separación entre soporte y relleno,
            es necesario advertir sobre el peligro de considerar la tecnología como un fin
            en sí mismo. Analizando la trayectoria del SAR y la posterior evolución del
            Open Building, uno tiene la sensación de que el énfasis en la industrialización y
            coordinación modular, ha desviado la atención sobre las implicaciones sociales
            y urbanas del alojamiento y las ideas iniciales asociadas al concepto de Soporte
            (Schneider, Till, 2007).
            Frente a este “determinismo técnico”, es posible reconocer desde los años ochenta
            una cantidad significativa de proyectos que, partiendo de la separación básica entre
            infraestructura y relleno, centraron su atención en las cuestiones participativas y
            tipológicas de la vivienda.
            En la vertiente participativa, se enmarcan una serie de propuestas en las que la
            involucración del usuario y el diseño cooperativo fueron el eje conductor del
            proyecto. En esta tendencia se incluyen casos como el emblemático proyecto
            Okohaus de Frei Otto y Herman Kendell, construido en Berlin para la exposición
            internacional IBA (1987), el proyecto Gesteplen Hendrick Noord en Amsterdam
            (1996) de Lette Architecten -un caso ejemplar de auto-gestión y cooperación
            comunitaria-, o el más reciente proyecto de rehabilitación en Nieuwegein (2012) de
            DUS architecten.

            Entre ellos conviene profundizar en el proyecto Okohaus, por tratarse de un
            proyecto relevante y desconocido. En un solar céntrico de Berlín ocupado por
            abundante vegetación, Otto y Kendell erigieron tres estructuras de hormigón que
            permitieron acomodar viviendas en cinco alturas. En estas estructuras y asistidos
            por los arquitectos, los usuarios organizaron sus casas de manera individual, como
            si de viviendas aisladas se tratara. Este proceso de diseño colaborativo fue lento y
            dificultoso, con numerosas tensiones entre los usuarios por la necesidad de llegar
            a acuerdos entre vecinos. El resultado final fue un complejo de extraordinaria
            diversidad y un fuerte espíritu comunitario.
            Okohaus puede entenderse como la representación formal de una experiencia
            sociológica, que trató de conciliar y acomodar las aspiraciones de cada uno de los
            usuarios. Sin la coherencia y el rigor dimensional de los Soportes estandarizados



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